Flow andaba solo por un camino de campo, donde el calor era insoportable, cerca de los 50 grados, solito deambulando. Su caso llegó a nuestros oídos, ya que la persona que lo encontró pensaba llevarlo a la perrera. Si ya el pobre no había sufrido suficiente además acabar en la perrera…
Así llegó a nosotros, y ahora Flow en una casa de acogida tiene la vida que merece. Es un cachorro activo, juguetón, muy glotón y simpático, capaz de sacar una carcajada con facilidad.
Flow necesita un hogar definitivo donde derrochar la alegría y cariño que tiene.