¡Buenas tardes maullideros! Os preguntareis, pero y esta que viene aquí como si nos conociese de toda la vida ¿quién es? Pues bien, aunque no lo sepáis no soy nueva no, todos habéis oído hablar de mí. Que sí, que sí solo tenéis que hacer memoria. Lo que pasa es que no me asociáis a este nombre. Vamos a hacer una cosa juguemos a pasapalabra: “nombre de la gata amiga de Miki que empieza por Mi…” ¡EXACTO MISIFÍ! Que sí que soy yo lo que pasa que de mi nombre solo conservo las dos primeras letras. ¿A qué se debe este cambio de nombre?, ¿qué hago yo por estos lares?, ¿por qué estoy escribiendo este texto? La verdad es que tengo respuesta para todo menos para lo último. Lo de escribir parece que es una costumbre que tienen aquí las de Maullidos, de repente aparecen con un ordenador debajo del brazo te lo plantan delante y te dicen “ala escribe lo que te venga en gana y si lo haces bien como recompensa te llevas un hogar y una familia maravillosa”. Así que aquí estoy plantada delante de esta pantalla con mis gafillas de ver de cerca que se me resbalan por el hocico y sin saber muy bien qué contar ni cómo empezar. Y ya no es solo escribir sino que encima nos apuntan a un cursillo de mecanografía para que seamos productivos y nos dé tiempo a redactar al menos un texto a la semana ¡esto de ser gata influencer no es para cualquiera! Y no solo influencer sino que también tienes que ser una buena escritora para crear textos chulos y gustarle a la gente…es que hay que ver lo que se complican estos humanos parece que no saben que yo con hacer “miau” los tengo a todos comiendo de la palma de mi pata.

Los comienzos de mi historia ya los conocéis. Era una gatita callejera cuya mayor afición era pasar las tardes tomando el sol con su mejor amiga “la Miki” como la llamáis en Maullidos o tal vez debería decir “el Miki” porque bien nos tenía a todos engañados con su cambio de sexo. Pues bien en eso nos encontrábamos cuando un día ¡ZAS! Aparecieron y se la llevaron así porque sí. Reconozco que por aquel entonces me enfadé con ella por aceptar y dejarme sola ante el peligro pero más tarde volvieron con una carta de su parte y se enamoraron de tal manera de mi que no tuvieron más remedio que llevarme también. El contenido de esa primera carta ya lo conocéis, el resto aún están por ver. Ya os iré contando granujillas y perdonadme por tratar a Miki de femenina pero es la costumbre.

Por ahora solo deciros que para adoptarme podéis enviar un correo a [email protected] y darme una alegría ¡Un besito rasposo!